domingo

La Casa


Sé que estuve allí hace tiempo, creo que durante mis épocas de adolescente, puede que haya sido solo sueños o en mi imaginación, no fue hace mucho y sin embargo me es tan difícil recordarlo, sé que jamás me importo estar allí porque no sabía nada sobre las historias que se hablaban de ella.

En el instante en que supe sobre su existencia apareció una intriga y curiosidad inexplicables en mí y fue eso mismo lo que me causo una terrible obsesión por ése terreno y la casa construída en ése lugar.

Era una casa enorme, nadie habitaba en ella, parecía olvidad por el tiempo, mucha gente hablaba de ella, muchos deseaban estar dentro, pocos se atrevían a aventurarse, yo supe de personas que lo intentaron pero solo llegaron a las primeras habitaciones de ésta, alguna lograron ir más allá, dicen que hubo algunas otras personas que se obsesionaron tanto por hacerla suya que la casa termino apoderándose de ellas. Las historias eran tantas, tan interesantes y llenas de magia, surrealismo, tan fascinantes y cautivantes que poco a poco ideé un plan para recorrerla, explorarla y encontrar ése “algo” que la hacía tan interesante.

Recuerdo que el primer día que cruce la cerca no me atreví a ir más allá, sentí una desconfianza enorme, sentí miedo, miedo de que la satisfacción por el lugar se apoderara de mí y de terminar en sus manos, sabía que debía ser cautelosa. Decidí no ir más allá.

Tiempo después volví a intentarlo, esa vez había algo dentro de mí que me hacía creer que no pasaría nada y fue eso mismo lo que me ayudo a recorrer todo el lugar. Fue así como todo comenzó, las visitas al lugar se hicieron constantes y cada vez que lo exploraba trataba de grabar en mí mente cada detalle, durante mis recorridos buscaba datos, pistas, señales que pudieran ayudarme a descifrar la magia en el lugar y el por qué la fascinación de la gente.

Nadie sabía nada sobre mis constantes visitas, eso era un punto importante, quería que fuera algo solo mío, quería mantener mis aventuras fuera del conocimiento de todos, quería que fuera mi secreto.

Me sentía tan cómoda en el lugar, lo sentía tan mío, me hacía tan feliz, era un secreto solo para mí y me hacía sentir especial. La casa y yo, juntas, para siempre. Hice mía cada habitación, cada puerta caída, cada cristal roto, cada memoria que alguien más hubiera dejada olvidada, todo allí era ahora mío. Nunca encontré a nadie más en el lugar y nunca nadie me vio allí, era extraño que nadie preguntase el por qué de mis desapariciones, era extraño pero no me importaba, ya que de esa manera no tendría que dar ninguna explicación a nadie, sé que hubo sospechas pero nadie preguntó nunca nada, así que me limité a dejar que todo siguiera su curso.

Así pasaron días, semanas y meses. Poco a poco desperté de mi sueño y miré realmente lo que había alrededor, caí en cuenta de que el lugar no tenía ningún tipo de magia, de que no era especial, la casa era solamente un lugar solo, triste, sin nada y sin nadie, deshabitado, olvidado. Estar en ése lugar me aislaba de todo allá afuera, mientras la demás gente se dedicaba a vivir, a amar, sonreír, disfrutar, mientras ellos vivían su día a día yo me dedicaba a explorar el lugar, un lugar que no tenía nada en especial… era culpa de la gente, de las personas que hablaban sobre ella de esa manera, esas personas que deseaban tanto entrar y sin embargo nunca se atrevieron, eran ellos los que la hacían parecer interesante y tan especial.

No sé cuando surgió ése otro deseo en mí, el deseo de abandonarla, me había acostumbrado tanto a ella, que era tan difícil, y no quería contar a nadie sobre ello, el admitir que la maldición de esa casa había hecho efecto en mí era algo que jamás haría...

Hoy sé que existe gente allá afuera que no sabe nada sobre su existencia y es feliz, sé también que hay otros tantos que han escuchado historias sobre esa casa sin despertar curiosidad alguna sobre ellos.

Aún no logro explicarme porqué el enigma de una simple casa creo en mí esa maldita curiosidad, algunos días lo lamento, otros días me siento orgullosa de haber logrado estar allí.

Sé que al final toda esa experiencia dejó una huella en mí y en todos los que estuvieron dentro, en todos los que aún están dentro y en aquellos que quieren visitarla, solo las personas que recorrimos su habitaciones, que tocamos cada pared, que dejamos una huella y un recuerdo dentro de ella sabemos el significado que tiene el lugar y lo poderosos que nos hace sentir.

Olvidar esa vieja casa es imposible, simplemente se debe aprender a vivir con los restos de un recuerdo, se debe aprender a evitarla, aprender a no regresar al lugar, tratar de no hablar de él como algo mágico, tratar de evitar despertar la curiosidad en otros y tratar por todos los medios que la gente visite el lugar.


By. yAM!